Biografía
Nació en Quito en 1829, hija de don José Veintimilla y de
doña Jerónima Carrión. Pertenecía a una familia aristócrata y recibió una
esmerada educación, estudió en el Colegio Santa María del Socorro y más tarde
en el Convento de Santa Catalina de Siena. Dolores estudió música, sabía tocar
el piano y la vihuela; recibió clases de dibujo y pintura. De gran inteligencia
y sensibilidad, leía con avidez cuánto libro llegara a sus manos, logrando una
sólida y variada ilustración, difícil de encontrar en las mujeres de esa época.
Empezó a escribir poesías desde muy joven.
Al cumplir sus 18 años contrajo matrimonio en Quito con el
Dr. Sixto Antonio Galindo y Oroña, médico de Nueva Granada, residente en el
Ecuador a causa de las persecuciones políticas. Sixto se encargó de hacerle
continuar a Dolores de Veintimilla su educación literaria. El matrimonio se
trasladó a Guayaquil y luego en 1854, a Cuenca con su pequeño hijo, luego su
esposo viajó a Centroamérica, con la ilusión de mejorar en el desempeño de su
profesión de médico, dejándola sola y entre gente extraña. Dolores frecuentaba
los mejores círculos sociales y en su casa organizaba tertulias literarias,
donde exponía su poesía. Pero la indiferencia y largas ausencias de su esposo,
la sumieron en una profunda tristeza; abandonada finalmente por éste, volcó su
dolor y humillación en la pintura, la música y sobre todo en la poesía. Sus
poemas son una confidencia lírica, de estilo pulcro y delicado, donde plasmó
sus frustraciones, su tristeza, el amor y el dolor como un solo sentimiento:
"Desencanto", "Anhelo", "Sufrimiento", "La
noche y mi dolor", "Quejas", "A mis enemigos", "A
mi madre".
Pero no hubo compasión para ella en la sociedad en que se
movía: sus tertulias fueron motivo de rumores y calumnias. La situación se
agravó cuando en abril de 1857, Dolores publicó por medio de una hoja volante
"Necrología", defendiendo a un indígena condenado a muerte, bajo la
acusación de parricidio: "... Vierto mis lágrimas sobre la tumba de un
hombre, de un padre de cinco hijos que no tenía para éstos más patrimonio que
el trabajo de sus brazos...". Era el primer alegato contra la pena de
muerte en Ecuador y en defensa de la clase indígena.
Muerte
Las calumnias y los agravios se multiplicaron, Dolores fue
señalada como inmoral y atea. Sola y angustiada, no pudo superar el oprobio y
decidió morir, tomando cianuro, el 23 de mayo de 1857; tenía 28 años de edad.
Dejó una nota a su madre pidiéndole perdón y que cuidara a su hijo.
En 1908, el periodista y escritor Celiano Monge (1857-1940),
publicó en Quito, las poesías y escritos en prosa de Dolores Veintimilla,
considerada una de las mejores poetisas de Ecuador, salvándolas del olvido.
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